15/10/2018

Comienza el curso 2018/19 de Madera de Ser

El miércoles 10 de octubre se produjo el inicio del curso escolar en el Proyecto Educativo Madera de Ser. El ceip Ramón Lanza de Cabezón de la Sal fue el encargado de abrir el turno de los Centro Educativos de la Región.

El Proyecto Educativo Madera de Ser, que tiene como objetivo principal: “Que nuestros escolares, en su proceso de educación integral, tengan conocimiento de la cultura y tradiciones del pueblo cántabro a través de las distintas modalidades de bolos de nuestra región: Bolo Palma, Bolo pasiego, Pasabolo Tablón y Pasabolo Losa”, en los 18 años de funcionamiento que cumplirá al final del curso, ha atendido a más de 94.000 alumnos y este año, como en años anteriores,  lamentamos que no podrá atenderse a todas las solicitudes recibidas.

El responsable sigue siendo David Abascal y colaborarando de forma activa con este proyecto Eduardo Herrera y Darío Bustamante, ambos graduados en Magisterio, gracias al Convenio firmado por la Federación con la Sociedad Regional de Educación Cultura y Deporte. Y como monitores, actualmente están Javier Puente, Nacho Migoya y Luis Vallines, jugadores de la División de Honor de Bolo Palma.

Como ampliación del Proyecto Educativo Madera de Ser, desde el mes de mayo pasado, se propone desarrollar las actividades integradas en este proyecto durante el curso escolar. Dichas actividades podrían integrarse en el área de Educación Física, pero también podría aprovecharse a trabajar sobre la tradición de nuestra Comunidad Autónoma en eventos como la semana cultural del centro, actividades extraescolares, ludotecas, campus multideporte, etc.

Para el desarrollo de este proyecto, será la Federación Cántabra de Bolos la que se encargará de enviar a dos maestros-monitores para el desarrollo de las actividades, en la que se tratará de acercar a todos los escolares que participen en el mismo al deporte de los bolos, tanto de forma teórica, como práctica. A la hora de desarrollar las actividades bolísticas, sería necesario poder acudir a una bolera (bien integrada en el centro, bien cercana a éste), o si fuera imposible, contar con un terreno adecuado en el patio escolar (una superficie acorde).