Es una modalidad, muy espectacular en su ejecución, que compartimos con las vecinas provincias de Vizcaya, Álava y Burgos. En Cantabria se juega en la zona oriental, en los valles de Soba, Asón, Agüera y Villaverde, y en la zona sur en Valderredible.
El campo de juego se llama bolera o carrejo. Tiene unos 55 metros de largo por 20 de ancho y se divide en tres partes: zona de tiro, zona de tablón y zona de rayas.
Los bolos son 3, miden 35 cm y pesan unos 200 gramos, y son de madera de agracio o acebo. Se plantan ayudados por arcilla en las cajas metálicas incrustadas en el tablón.
Las bolas, de tipo llave o agarradera (una ranura para meter los cuatro dedos y un agujero para el pulgar) son de madera de nogal, haya o acerón y su peso oscila entre los 5 y 7 Kg dependiendo de la fortaleza de cada jugador.
El objetivo del juego es golpear con la bola los tres bolos colocados sobre un tablón para que la fuerza del impacto los lance lo más lejos posible sobre un campo de hierba, pudiendo alcanzar los 40-45 metros. El jugador toma una pequeña carrera y con gran fuerza deja la bola sobre el tablón por el que se desliza (tanto la bola como el tablón se mojan previamente para facilitar el deslizamiento) y envía los bolos lo más lejos posible. La puntuación vendrá determinada por la distancia alcanzada por los tres bolos valiéndose de unas líneas o rayas, separadas 5 metros, que tienen un valor entre 10 y 70 puntos. Los bolos que no alcancen la primera raya tendrán valor de un punto.
No hay jugada de birle ni tampoco juego libre de estrategia. El juego de equipos (liga y copa) viene dado por la suma de los bolos conseguidos por sus cuatro componentes, que lanzan ocho bolas cada uno. En el juego individual o parejas (campeonatos regionales y nacionales, y concursos) cada jugador lanza ocho bolas.